y así fue que se mezclaron de repente los besos con los versos; y así la pasión desnuda confundióse en los pantanos de la duda. el amor tan cierto se disfrazó de desierto, y ya ni el espejo le incluyó en su reflejo. ¡ay del hondo gozo que se estrelló en este pozo!
que reste aún la certeza es la más grande proeza: un amor de luna llena, de agua salobre y luz buena; y al nacer ausente -el mes siguiente-, luna que no me alumbras,: sólo el hábito de las penumbras pone a salvo a la verdad, envuelta en su abrigo de piedad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario