Noche detrás de la máscara, y he aquí que sueño. Y en el sueño, es sólo día. No estoy en el sueño, aunque camno por un sendero angosto, peatonal, entre canteros de césped y muchas flores bien cuidadas: mas no atiendo a nada de lo que me rodea, sino sólo a la finalidad y meta de todo mi camino, una casa en que se encuentran todas las opciones que elegí hasta aquí, y mi deseo de llegar se hace más fuerte con cada paso y paso, y acelero mi caminar para apresurar la realización del objetivo; y quedo atónito y me estremezco al descubrir que cuanto más me apresuro, más remota se hace la casa ante mis ojos, se aleja a un ritmo siempre más rápido que ese en el que avanzo hacia ningún lugar, pues la distancia entre mí y el objetivo de cuanto he hecho se estira y extiende sin frontera. Y entonces enlentezco, con precaución, camino lerdo mientras mis ojos quedan fijos en la casa que es ahora como si se estirara a mi encuentro, a medida que yo dejo de correr hacia él. Un paso corto y cómodo, un instante de silencio, mirada meditativa sobre la visión de la casa que revela más y más de sus detalles a mis ojos a medida que se hace más próximo y cercano, tiende hacia mí con una aceleración de medida mucho mayor a aquélla en que elentezco mi caminar hacia ella. Hasta el momento de la cima, como un mundo de plata que explota y se derrama dentro de mi conciencia, cuando yo adelanto lo esperable, y con un gesto urgente cual el de un soldado que corre hasta la formación, sencillamente paro, dejo de caminar, me paro erguido, inspiro y espiro con placidez. Contemplo en derredor, y he aquí que todo el paisaje mudó sentido: ahora, la casa me rodea, y yo camino ya dentro de la casa. con amor, iaIr menachem
by IaIr Menachem
May 31, 2015 at 08:25AM
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