se rompió. de cicatrices estaba lleno el corazón: de lumbres acostumbradas y minucias felices. le daban fuerza los ayeres malpagos, las cumbres mentadas por payasos ilustres, la ilusión del suelo entre los pies. se desgajaba en amores del alma y malabares asimétricos, para vivir entre distintos cual si le diera igual.
la mañana -siempre la mañana- atropelló con vaguedades cansinas la certidumbre apasionada de la noche. sus ojos desclaváronse del cielo para hallarse de bruces ante las fauces del abismo. y el abismo es ilusorio, cual ilusorio es el cielo, que sencillamente dejó de existir en más y hacia tras cuando su conciencia dejó de darle vida, para insuflar con ojos exaltados vida y poder al abismo que no había.
miro, a ver si hay derredor, si la luz está encendida, si no se abolló de nuevo el paragolpes que apenas si me arreglaron hace unos días. dejà vu: tengo una rosa en el jardín, el limonero da cuadros, y se me rompió. me restas tú, allende caminos que me veo forzado a crear, y creándolos me recreo.
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